El diseño editorial
Dentro del diseño gráfico, el diseño editorial es una especialización que se caracteriza por centrarse en la maquetación y composición de todo tipo de publicaciones. El objetivo es crear un diseño funcional y atractivo que capte la máxima atención del lector. Es primordial encontrar el equilibrio entre forma y contenido, transmitiendo una buena imagen a la par que calidad estilística a la publicación.
El diseñador editorial tiene que tener en cuenta una serie de premisas esenciales para obtener un resultado óptimo: una portada impactante, una tipografía legible, colores acordes al carácter de la publicación, calidad de las imágenes y disposición adecuada de éstas, así como de los bloques de texto.
Aunque a priori no le demos importancia, el éxito de una publicación no sólo reside en su contenido, sino en la forma de presentarlo, es decir, en el diseño de la misma.
Tipos de publicaciones.
Una vez maquetados los contenidos de una publicación, pasamos al proceso de edición, y posteriormente a su impresión.
En función del destino que vayamos a darle a nuestra publicación, los formatos de impresión adquieren diversas formas: un libro, una revista, un periódico, un catálogo de productos, un informe anual, etc.
Así mismo, el tipo de encuadernación variará en cada caso, así como la calidad de los materiales empleados. Por poner un ejemplo, un libro en el que queremos hacer primar la excelencia de las fotografías, ofrecerá resultados más impactantes si se usa un papel satinado y de cierto gramaje; sin embargo, un catálogo de producto de una empresa que quiere transmitirnos su afán de cuidar el medio ambiente, utilizará para la impresión de éste, papel reciclado o papel ecológico.
La importancia de la calidad de las imágenes en las publicaciones.
Queremos hacer hincapié en lo que puede considerarse el Tendón de Aquiles de las publicaciones y del diseño editorial.
Tendemos a pensar que cualquier fotografía que insertamos al preparar un texto o contenido para una publicación, es válida para trasladarla al diseño de la misma. Pues nada más lejos de la realidad.
No sólo hay que tener en cuenta la calidad de las imágenes para el diseño editorial, sino que también hay que considerar el proceso de impresión con el que se finaliza.
Por eso, los diseñadores gráficos, cuando nos enfrentamos a este problema editorial, que sabemos que no podemos mejorar y que el resultado final va a poner en riesgo la satisfacción de la publicación de cara a nuestro cliente, tenemos que concienciar y recalcar la necesidad de utilizar imágenes de calidad suficiente en función del destino final de las mismas.
Para cada caso, solicitaremos a nuestro cliente, el tipo de imagen más adecuado, tanto por tamaño real, resolución, espacio de color, etc.